domingo, 9 de agosto de 2009

"Una aventura de la imaginación"


Los textos de Eduardo Galeano, Javier Villafañe y Gabriel García Márquez, anteriormente expuestos, fueron encontrados con el objetivo de ejemplificar con mayor detalle, la forma en que para estos escritores latinoamericanos, tuvo significado la década del 60’.
García Márquez en su discurso, del cual eh sacado mi título para está entrada, relata como los conquistadores al encontrarse con una tierra tan ajena a sus conocimientos, hacen una fabulosa historia, llena de pura fantasía. “Una aventura a la imaginación”.Mezclando la naturaleza latinoamericana en su total realidad -que es maravillosa por su belleza y grandeza- con una ficción que crean los extranjeros, al llegar a estas tierras.
Fantasía que fue la que muchas veces hizo que la historia diera otra mirada, al comienzo de como fueron descubiertas las tierras latinoamericas. Una visión que a lo largo del tiempo fue por fin olvidada. Gracias a los escritores latinoamericanos que desde su imaginación, describieron con exactitud y esplendor, lo que en realidad significó la llegada de los extranjeros a esta tierra.
Estos escritores desprendiéndose de la cultura que habían implantado los conquistadores al llegar y resguardando sus tradiciones nacientes de América. Han escrito y han podido formar una literatura Latinoamérica basada en la realidad de hechos y en las descripciones que nos son fantasías. Más bien historias y expresiones de hombres que se asombran y adoran la belleza de esté suelo.
Eduardo Galeano y Javier Villafañe también son creadores de y luchadores de una literatura ajena a la fábula de los literatos extranjeros.
Ellos han representado una pasión literaria de su patria para que está, llegue a ser libre e independiente, justa e igualitaria. En sus obras demostraron una lucha por estos sueños que a lo largo de la historia, parecieran irse desvaneciendo.
Galeano y Villafañe teniendo estas bases de libertad y patriotismo hacia su tierra natal, que reflejaron en sus obras en la década del ´60 su compromiso en representar todo lo que ha sufrido América, en su explotación tanto cultural y material, que han hechos los colonizadores.
Estos escritores no han dejado ganarse por el temor de no expresar la angustia que toleraba su tierra en los momentos en los que la represión y la violencia regían.
Donde sus ideas y pensamientos se vieron muy contrarias en la realidad que les toco vivir.
Y la enfrentaron… y mejor aún dejaron huellas de su valentía.
Quisiera terminar esta síntesis de todo lo que este trabajo significo para mi, presentando el siguiente fragmento que seleccione de la obra de Pablo Neruda, “Canto General”. Para que sus palabras sean el reflejo justo de lo que mis pensamientos quieren expresar.



América insurrecta
"Nuestra tierra, ancha tierra, soledades,
se pobló de rumores, brazos, bocas.
Una callada sílaba iba ardiendo,
congregando la rosa clandestina,
hasta que las praderas trepidaron
cubiertas de metales y galopes.
Fue dura la verdad como un arado.
Rompió la tierra, estableció el deseo,
hundió sus propagandas germinales
y nació en la secreta primavera.
Fue callada su flor, fue rechazada
su reunión de luz, fue combatida
la levadura colectiva, el beso
de las banderas escondidas,
pero surgió rompiendo las paredes,
apartando las cárceles del suelo.
El pueblo oscuro fue su copa,
recibió la substancia rechazada,
la propagó en los límites marítimos,
la machacó en morteros indomables.
Y salió con las páginas golpeadas
y con la primavera en el camino.
Hora de ayer, hora de mediodía,
hora de hoy otra vez, hora esperada
entre el minuto muerto y el que nace.
en la erizada edad de la mentira.
Patria, naciste de los leñadores,
de hijos sin bautizar, de carpinteros,
de los que dieron como un ave entraña
una gota de sangre voladora,
y hoy nacerás de nuevo duramente,
desde donde el traidor y el carcelero
te creen para siempre sumergida.
Hoy nacerás del pueblo como entonces.
Hoy saldrás del carbón y del rocío.
Hoy llegarás a sacudir las puertas
con manos maltratadas, con pedazos
de alma sobreviviente, con racimos
de miradas que no extinguió la muerte,
con herramientas hurañas
armadas bajo los harapos."

sábado, 11 de julio de 2009

Hola!!!




Tenia algo pendiente aqui... asi que volveré para terminarlo... jaja


Saludos!!

jueves, 2 de abril de 2009

La Soledad de América Latina de Gabriel García Márquez

Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompaño a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas, cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho. Y otros como alcatraces sin lengua, cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.

Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los cronistas de Indias nos legaron otros incontables. El dorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la eterna juventud, el mítico Álvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros, y sólo llegaron cinco de los seiscientos que la emprendieron. Uno de los tanto misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la Colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraron piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana encargada de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el Istmo del Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal escaso en la región, sino que se hiciera de oro.

La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia. El general Antonio López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles. El general García Moreno gobernó el Ecuador durante dieciséis años como un monarca absoluto, y su cadáver fue velado con su uniforme de gala y su coraza condecoraciones sentado en la silla presidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a treinta mil campesinos, había inventado un péndulo para averiguar si los alimentos estaban envenenados, e hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público para combatir una epidemia escarlatina. El monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en París en un depósito de esculturas usadas.

Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda, iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetu que nunca las noticias fantasmales de América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. (…)







Gabriel García Márquez nació en Aracata, Colombia, en 1928. Escritor y periodista, está considerado unos de los padres del llamado <>. Es un autor de extraordinaria agudeza e ironía. En 1982 fue galardonado con el Premio Novel de Literatura. Entre sus obras más atractivas –que son prácticamente todas- por lo menos hay que citar: Relato de un náufrago, Cien años de soledad, El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca, La increíble historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada y Crónica de una muerte anunciada. Este fragmento del discurso que pronunció en ocasión de recibir el Premio Nobel en Suecia, fue tomado de la publicación La soledad de América Latina. Leer x Leer. Editorial Eudeba

martes, 24 de febrero de 2009

El Anciano sin Memoria de Javier Villafañe


Imagen obtenida de:
Estaba con una mano en la frente y a cada pregunta que hacían los amigos bajaba la cabeza, cerraba los ojos para mirar más lejos y respondía:

-No, no recuerdo.

Y de pronteo, dijo:

-Ustedes recuerdan todo.

Deber ser tremendo. Yo no recuerdo nada. Estoy como si naciera mañana.



* La personalidad de Javier Villafañe (Buenos Aires 1909-1996) fue arrolladora y dejó huellas profundas en la cultura popular argentina. Poeta, escritor y titiritero, viajó por toda la Argentina en una carreta llamada La Andariega. También visitó varios países americanos, realizando siempre funciones de títeres, casi como un juglar del Medioevo. En 1967, su libro Don Juan el Zorro fue retirado de circulación por la dictadura militar y entonces se fue a vivir a Venezuela. En 1978 recorrió el camino de Don Quijote a través de la La Mancha, en España, con un teatro ambulante, que era lo que más le gustaba en el mundo. En 1984 regresó a la Argentina. Algunas de sus obras: Los sueños del sapo, El caballo celoso y Antología de Javier Villafañe (Leer x leer Editorial EUDEBA)

sábado, 14 de febrero de 2009

Pájaros Prohibidos de Eduardo Galeano

Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.
Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por tener ideas ideológicas, recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen en la entrada de la cárcel.
El domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos, y el dibujo pasa. Didaskó le elogia la obra y le pregunta por los circuitos de colores que aparecen en la copa de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:
-¿Son naranjas? ¿Qué frutos son?
La niña lo hace callar:
-Ssshhhh.
Y en secreto le explica:
-Bobo. ¿No ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.






*Eduardo Galeano (Montevideo, Uruguay, 1930) es uno de los más reconocidos escritores y pensadores de América Latina. Desde que en los años 60 publicó su hoy mundialmente famoso Las venas abiertas de América Latina (libro en el que devela la historia oculta de la explotación en nuestro continente), sus artículos y cuentos no han dejado de protagonizar las páginas de diarios y revistas latinoaméricanas. Autor de varios libros, todos traducidos en más de veinte idiomas, fue también fundador de la legendaria revista porteña Crisis en los años 70. Este texto fue tomado de Lecturas para estudiantes leer x leer Editorial Universitaria de Buenos Aires

viernes, 6 de febrero de 2009